Muy buenas noches, estamos aquí en Radio Drama son las doce de la noche y hoy vamos a hablar con
unos personajes que seguro que los conocen aunque tienen muchos muchos años, incluso puede que ya no vivan, en
este mundo.
Nuestro primer invitado se llama Luis de
Góngora y es muy conocido por su imponente nariz y su compleja poesía.
Buenas noches. Te voy a llamar Luis si me lo
permites...
Sí claro
Vamos a empezar haciéndote unas preguntas para conocerte mejor
y que nuestros oyentes te empiecen a recordar.
De acuerdo.
Quiero empezar a preguntarte
sobre tu juventud, tus estudios, la relación con tus padres.
Bueno yo nací en Córdoba en la antigua
casa de mi tío, tuve una bonita
infancia la verdad. Mi padre era juez, de ahí que fuera muy exigente conmigo. Cuando ya termine el colegio me
metí en la universidad
de Salamanca.
¿ Y ó o te fue en la
universidad?
Bueno cuando ingrese en la universidad tomé órdenes menores y a los 20 años fui canónigo beneficiado de
la catedral cordobesa, pero la verdad que no me portaba muy bien, fui
amonestado por el obispo por asistir pocas veces al coro, por charlar en el y
por acudir a diversiones profanas y
componer versos satíricos. Por eso no
llegue a ser sacerdote hasta los cincuenta años!
Bien, parece que no sabíamos todo sobre ti. ¿Viajaste mucho?
Respuesta: Si, la verdad es que viajé por Navarra, León, Andalucía y amabas Castillas. Me encantaba viajar. Y ahí es donde compuse numerosos sonetos,
romances y letrillas satíricas y líricas. También muchos músicos como Diego Gómez o Gabriel Díaz me buscaron para que compusiese para ellos.
¿Qué hiciste después?
Regresé a Córdoba y empezé a intensificar la tensión estética y el
barroquismo de mis versos.
¿Hiciste alguna obra importante durante ese tiempo?
Si, entre 1610 y 1611 escribí la Oda a la toma de Larache y en 1613 el
Polifemo, un poema en octavas que parafrasea un pasaje mitológico de las Metamorfosis de Ovidio, tema
que ya había sido tratado por
mi coterráneo Luis Carrillo y
Sotomayor en su Fábula de Acis y
Galatea.
Pero me suena que también compusiste algo que tuvo mucha polémica ¿no es así?
Si bueno el mismo año divulgué en la Corte mi poema más ambicioso, las incompletas Soledades. Este poema desató una gran polémica a causa de su oscuridad y afectación y me creó una gran legión de seguidores, los llamados poetas
culteranos. Fue algo sorprendente y muy satisfactorio.
Pero.. ¿ no es cierto que también te creo algunos enemigos?
Respuesta: bueno yo tampoco los llamaría enemigos, pero si que había rencor y rabia, igual por la
competitividad, con Francisco de Quevedo.
Cuéntame su relación con el, si no es
molestia.
Si claro, No fue solo algo
llevado al terreno de las letras. En aquel siglo de validos, intereses
cortesanos e intrigas Quevedo y Góngora no solo emplearon recursos literarios...
Lo que más nos diferenciaba, no sólo eran nuestras poesías sino también nuestro diferentes modos de vida, a mi me gustaba la buena vida
llena de sabores y sensaciones y Quevedo era un hombre religioso, recto y rígido..
Bueno y cambiando de tema que supongo que
este no será agradable, ¿como llevaste tu fama?
Bueno bastante bien aunque como
todo en esta vida fue bastante difícil, mi figura se revistió de aún mayor prestigio,
hasta el punto de que Felipe III me nombró capellán real en 1617.
Guau! Y que tal le fue?
Bueno al principio no te creas.. Para desempeñar tal cargo, viví en la Corte hasta 1626, arruinándome para conseguir cargos y prebendas a casi todos mis familiares.
Bueno para resumir un poco tu vida, cuéntanos un poco esas dos épocas que tuviste.
Se distinguen claramente dos períodos: el tradicional, en el que hago uso
de los metros cortos y temas ligeros. Para ello uso canciones, tercetos, décimas, romances,
letrillas, etc.
Y el otro empieza en 1610, en el que cambio rotundamente para volverme culterano, haciendo uso de metáforas difíciles, empleando mucha mitología griega, utilizando para ello muchos neologismos, hiperbatones,
etc. Haciendo, a veces, muy difícil su lectura.
Bien y nos podrías contar si no te molesta tu última etapa de vida.
Respuesta: por supuesto no te preocupes, al
año siguiente de
acomodarme en la Corte empece a perder la memoria entonces marché a Córdoba, y poco después allí mismo morí de una apoplejía en medio de una extrema pobreza.